De una industria que habla demasiado sobre qué hacer y no lo suficiente sobre qué sucede en tu cabeza cuando intentas hacerlo.

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Por Morgan Housel, más en www.collaborativefund.com

Déjame contarte la historia de dos inversores, ninguno de los cuales se conocía, pero cuyos caminos se cruzaron de manera interesante.

Grace Groner quedó huérfana a los 12 años. Nunca se casó. Ella nunca tuvo niños. Ella nunca condujo un auto. Vivió la mayor parte de su vida sola en una casa con una sola habitación y trabajó toda su carrera como secretaria. Ella era, a todas luces, una dama encantadora. Pero ella vivió una vida humilde. Eso hizo que donará $7 millones de dólares después de su muerte en 2010 a los 100 años, causando confusión. Gente que la conocía se preguntaba: ¿De dónde sacó Grace todo ese dinero?

Pero no había secreto. Ella no lo heredó de sus padres. Grace tomó su reducido salario, ahorro y disfruto de ochenta años de interés compuesto en el mercado de valores, sin que interviniera. Eso fue todo.

Semanas después de la muerte de Grace, una historia de inversión no relacionada con ella llegó a las noticias.

Richard Fuscone, ex vicepresidente de Merrill Lynch’s división America Latina, se declaró en bancarrota personal, luchando contra la ejecución hipotecaria de dos de sus casas, una de las cuales era de casi 20,000 pies cuadrados y una hipoteca de $66,000 dólares al mes. Fusconi era lo contrario de Grace Groner; educado en Harvard y en la Universidad de Chicago, tuvo tanto éxito en la industria de inversión que se retiró a los 40 años para «perseguir intereses personales y caritativos». Pero grandes préstamos e inversiones ilíquidas acabaron con el. El mismo año que Grace Goner dejó una verdadera fortuna a la caridad, Richard se paró ante un juez y declaró: «He sido devastado por la crisis financiera… La única fuente de liquidez es lo que mi esposa pueda vender en términos  de mobiliario personal”.

El propósito de estas historias no es decir que debes ser como Grace y evitar ser como Richard. El punto es señalar que no hay otro campo donde estas historias son incluso posibles.

¿En qué otro campo alguien sin educación, sin experiencia relevante, sin recursos y sin conexiones, supera ampliamente a alguien con la mejor educación, las experiencias más relevantes, los mejores recursos y las mejores conexiones? Nunca habrá una historia de una Grace Groner que haga una cirugía de corazón mejor que un cardiólogo entrenado en Harvard. O una Grace construyendo un chip más rápido que los ingenieros de Apple. Inconcebible.

Pero estas historias suceden en las inversiones.

Eso es porque para invertir, no es necesario estudiar finanzas. Es el estudio de cómo la gente se comporta con el dinero. Y el comportamiento es difícil de enseñar, incluso para gente realmente inteligente. No se puede resumir el comportamiento con fórmulas para memorizar o en modelos de hojas de cálculo a seguir. El comportamiento es innato, varía según la persona, es difícil de medir, cambia con el tiempo, y las personas son propensas a negar su existencia, especialmente cuando se describen a sí mismas.

Grace y Richard muestran que administrar el dinero no se trata necesariamente de lo que ya sabes; es sobre cómo te comportas. Pero esa no es la forma en que se enseñan o discuten las finanzas. La industria financiera habla demasiado sobre qué hacer, y no lo suficiente sobre lo que sucede en tu cabeza cuando intentas hacerlo.

Este informe describe 20 fallas, sesgos y causas de mal comportamiento que he visto aparece a menudo cuando la gente trata con dinero.


1. La falacia de conseguir éxito y creer haberlo merecido: una tendencia a subestimar el papel de la suerte y el riesgo, y no reconocer que suerte y riesgo son lados diferentes de la misma moneda.

Me gusta preguntarle a la gente: «¿Qué quisieras saber sobre inversiones que no podamos saber?»

No es una pregunta práctica. Muy poca gente lo pregunta. Pero obliga a cualquiera a quien le preguntes pensar en lo que intuitivamente piensan que es verdad, pero no pasan mucho tiempo tratando de responder porque es inútil.


Hace años le hice la pregunta al economista Robert Shiller. Él respondió: «El papel exacto de la suerte en resultados exitosos».


Me encanta eso, porque nadie piensa que la suerte juegue un papel en el éxito financiero. Pero dado que es difícil cuantificar la suerte, y grosero sugerir que el éxito de las personas es debido a la suerte, la postura predeterminada es a menudo ignorar implícitamente la suerte como factor. Si digo: “Hay mil millones de inversores en el mundo. Por pura casualidad ¿Esperas que 100 de ellos se conviertan en multimillonarios predominantemente sin suerte? responderías: «Por supuesto». Pero luego, si le pido que nombre a esos inversores, retrocederá. Ese es el problema.

Lo mismo ocurre con el fracaso. ¿Las empresas fallidas no se esforzaron lo suficiente? ¿Fueron malas inversiones  o no pensadas suficientemente bien? ¿Son sus trayectorias producto de la pereza?

En algunas partes, si. Por supuesto. ¿Pero cuánto? Es muy difícil saberlo. Y cuando es difícil conocerlo, por defecto, asumimos que las fallas extremas son causadas predominantemente por errores. Lo cual en sí mismo es un error.

La vida de las personas es un reflejo de las experiencias que han tenido y de las personas que han conocido, muchas de las cuales fueron impulsadas ​​por la suerte, el accidente y el azar. La línea entre lo audaz y lo imprudente es más delgada de lo que la gente piensa, y no puedes creer en el riesgo sin creer en la suerte, porque son dos lados de la misma moneda. Ambas son la simple idea de que a veces suceden cosas que influyen en los resultados más de lo que el esfuerzo pueda lograr por sí solo.


2. Síndrome de evasión de costos: fracasar al identificar los verdaderos costos de una situación, enfocarse en los costos financieros mientras ignora el precio emocional que debe pagarse para ganar una recompensa.


Digamos que quieres un auto nuevo. Cuesta $30,000. Tienes algunas opciones: 1)Pagar $30,000 por el 2) Comprar uno usado por menos de $30,000. 3) Robarlo.

En este caso, el 99% de las personas evita la tercera opción, porque las consecuencias de robar un auto supera la ventaja. Esto es obvio.

Pero supongamos que desea obtener un rendimiento anual del 10% en los próximos 50 años. ¿Está recompensa viene gratis? Por supuesto no. ¿Por qué el mundo te daría algo asombroso gratis? Al igual que el auto, hay que pagar un precio.

El precio, en este caso, es la volatilidad y la incertidumbre. Y como con el auto, tienes algunas opciones: puedes pagarlo, aceptando volatilidad e incertidumbre. También puedes encontrar un activo con menos incertidumbre y una recompensa menor, el equivalente de un auto usado. O puedes intentar el equivalente de Grand Theft Auto: tomar el rendimiento mientras trata de evitar la volatilidad que conlleva.

Muchas personas en este caso eligen la tercera opción. Como un ladrón de autos, aunque bien intencionados y respetuosos de la ley: forman trucos y estrategias para obtener rendimientos sin pagar el precio. Hacen compra-venta de activos financieros. Rotan sus portafolios. Compran coberturas. Hacen arbitrajes. Usan apalancamiento. Pero los dioses del dinero no miran muy bien a aquellos que buscan una recompensa sin pagar el precio. Algunos ladrones de autos se saldrán con la suya. Muchos más serán atrapados con los pantalones abajo. Lo mismo sucede con el dinero.

Esto es obvio con el automóvil y menos obvio al invertir porque el verdadero costo de invertir, -o cualquier cosa con dinero-, rara vez es la tarifa financiera que es fácil de ver y medir. Es el precio emocional y físico exigido por mercados que son bastante eficientes. Las acciones de Monster Beverage subieron 211,000% de 1995 a 2016. Pero perdieron más de la mitad de su valor en cinco ocasiones distintas durante ese periodo. Ese es un enorme precio psicológico a pagar. Buffett ganó $90 mil millones de dólares. Pero lo hizo leyendo documentos de la SEC 12 horas al día durante 70 años, a menudo a expensas de prestar atención a su familia. Ese también, es un costo oculto.

Cada recompensa de dinero tiene un precio más allá de la tarifa financiera que puede ver y contar. Aceptarlo es crítico. Scott Adams escribió una vez: «Uno de los mejores consejos que he escuchado es más o menos así: si quieres tener éxito, averigua el precio, luego pagalo. Suena trivial y obvio, pero si comprendes la idea tiene un poder extraordinario.” Maravilloso consejo de dinero.


3. Hombre rico en la paradoja del automóvil.


Cuando ves a alguien conduciendo un buen auto, rara vez piensas: «Wow, el tipo que conduce ese auto es genial». En cambio, piensas, «Wow, si tuviera ese auto la gente pensaría que soy genial”. inconsciente o no, así es como la gente piensa.

La paradoja de la riqueza es que la gente tiende a querer algo que les indique a los demás que deberían ser apreciados y admirados. Pero en realidad esas otras personas evitan admirarte, no porque no piensen que la riqueza no sea admirable, sino porque usan su riqueza únicamente como punto de referencia para su propio deseo de ser queridos y admirados.

Esto no es sutil. Es frecuente en todos los niveles de ingresos y riqueza. Ahí están los negocios que rentan aviones privados en la pista por 10 minutos para tomar una selfie dentro del jet para Instagram, van en aumento. Las personas que toman estas selfies piensan que serán amados, sin darse cuenta de que probablemente a las personas no les importe quién sea el dueño del avión más allá del hecho de que proporcionó un jet para fotografiarlo.

El punto no es abandonar la búsqueda de la riqueza, por supuesto. O incluso elegantes autos -Me gustan ambos-. Es reconocer que las personas generalmente aspiran a ser respetados por otros, y la humildad, la gracia, la inteligencia y la empatía tienden a generar más respeto que los autos rápidos.


4. La tendencia a ajustar circunstancias actuales como una manera de pronosticar futuros deseos y acciones difíciles, resultando en la incapacidad de capturar a largo plazo recompensas compuestas que provienen de decisiones cotidianas.


Cada niño de cinco años quiere conducir un tractor cuando crezca. Entonces crece  y se da cuenta de que conducir un tractor tal vez no sea la mejor carrera.

Entonces, cuando es adolescente sueña con ser abogado. Entonces se da cuenta de que los abogados trabajan tan duro que rara vez ven a sus familias. Entonces se convierte en un padre de familia y se queda en casa. Luego, a los 70 años, se da cuenta de que debería haber ahorrado más dinero para la jubilación.

Las cosas cambian. Y es difícil tomar decisiones a largo plazo cuando tu punto de vista de lo que quieres en el futuro es muy probable que cambie.

Esto nos recuerda la primer regla del interés compuesto: Nunca lo interrumpas innecesariamente. Pero, ¿cómo no interrumpes un plan de dinero cuando -las inversiones, los gastos, presupuestos, lo que sea-, su plan de vida cambia? Es difícil. Parte de la razón por la que personas como Grace Groner y Warren Buffett se volvieron tan exitosos es porque siguieron haciendo lo mismo durante décadas, dejando que la capitalización fuera salvaje. Pero muchos de nosotros evolucionamos tanto a lo largo de la vida que no queremos seguir haciendo la misma cosa durante décadas sin fin. O cualquier cosa parecida a eso. Entonces en lugar de una vida útil de 80 años, nuestro dinero tiene quizás cuatro bloques distintos de 20 años. La capitalización o interés compuesto no funciona tan bien en esa situación.

No hay solución para esto. Pero una cosa que he aprendido que puede ayudar es volver al equilibrio y tener un margen de error. Demasiada devoción a un objetivo, una meta, un resultado, es arrepentirse cuando eres tan susceptible para cambiar.


5. Sesgo de anclarse a su propio historial: Sus experiencias personales componen tal vez el 0.00000001% de lo que sucede en el mundo pero tal vez el 80% de cómo piensas que el mundo funciona.


Si naciste en 1970, el mercado de valores subió 10 veces ajustado por inflación en el periodo de su adolescencia y en sus 20’s: sus años jóvenes e impresionables cuando aprendías conocimientos básicos sobre cómo invertir y cómo la economía trabaja. Si naciste en 1950, el mismo mercado no fue exactamente a ninguna parte en sus adolescencia y años 20´s:

Hay muchas maneras de cortar esta idea. Alguien que creció en Flint Michigan, tiene una visión muy diferente de la importancia de trabajos manufactureros, que alguien que creció en Washington DC durante la Gran Depresión, o en la Europa devastada por la guerra de la década de 1940, pasó por un camino de creencias, metas y prioridades que la mayoría de las personas que leen esto, incluyéndome a mí mismo, no puedo entender.

La Gran Depresión asustó a una generación por el resto de sus vidas. Para la mayoría de ellos, al menos. En 1959, un periodista le pidió a John F. Kennedy qué recordará la gran depresión y respondió:


No tengo conocimiento de primera mano de la Gran Depresión. Mi familia tenía una de las más grandes fortunas del mundo y valía más cualquiera entonces. Teníamos casas grandes, sirvientes, viajábamos más. Acerca de lo único que vi directamente, fue cuando mi padre contrató a algunos jardineros adicionales solo para darles un trabajo para que pudiesen comer. Realmente no me enteré de la Gran Depresión hasta que leí sobre ella en Harvard.

Dado que ninguna cantidad de estudio o mente abierta puede recrear genuinamente el poder del miedo y la incertidumbre, las personas pasan por la vida con opiniones totalmente diferentes sobre cómo funciona la economía, qué es capaz de hacer, cómo podemos proteger a otras personas, que debería y que no debería ser valorado.

El problema es que todos necesitan una explicación clara de cómo el mundo funciona para mantener su cordura. Es difícil ser optimista si te despiertas en la mañana y decir: «No sé por qué la mayoría de la gente piensa de la manera que lo hace», es porque a la gente le gusta la sensación de previsibilidad y narrativas claras. Así que usan las lecciones de sus propias experiencias de vida para crear modelos de cómo piensan que el mundo debería funcionar, particularmente para cosas como la suerte, el riesgo, esfuerzo y valores.

Y eso es un problema. Cuando todos han experimentado una fracción de lo que hay ahí afuera pero usa esas experiencias para explicar todo lo que espera que suceda, muchas personas eventualmente se decepcionan, confunden o se quedan atónitas ante las decisiones de otros. Un equipo de economistas una vez analizó los datos de los hábitos de inversión de las personas de un siglo y concluyó: “Las creencias actuales [de inversión] dependen sus experiencias realizadas en el pasado».

Tenga en cuenta esa cita cuando cuestione las opiniones de inversión de las personas. O cuando esté confundido acerca de su deseo de acumular o gastar dinero, su miedo o avaricia en ciertas situaciones, o cuando no pueda entender por qué las personas hacen lo que hacen con dinero. Las cosas tendrán más sentido.


6. La falacia de que los historiadores son profetas: no ver lo irónico que es que el estudio de la historia sea el estudio de sorpresas y cambios mientras se usa como una guía para el futuro. Una dependencia excesiva de datos pasados como señal de condiciones futuras en un campo donde la innovación y el cambio son el alma del progreso.


Los geólogos pueden observar mil millones de años de datos históricos y formar modelos de cómo se comporta la tierra. Así lo hacen los meteorólogos. Y médicos, operan riñones de la misma manera en 2018 que en 1018.

La idea de que el pasado ofrece direcciones concretas sobre el futuro es tentadora. Promueve la idea de que el camino del futuro está enterrado en los datos. Historiadores, -o cualquiera que analice el pasado como una forma de indicar el futuro-, son algunos de los miembros más importantes de muchos campos.

No creo que las finanzas sean una de ellas. Al menos no tanto como nos gustaría pensar.

La piedra angular de la economía es que las cosas cambian con el tiempo, porque la mano invisible odia cualquier cosa que permanezca demasiado bien o demasiado mal indefinidamente. Bill Bonner describió una vez cómo funciona el Sr. Mercado: “Tenemos al “Capitalismo” con una camisa de trabajo puesta y un mazo en la mano.” Pocas cosas siguen igual durante mucho tiempo, lo que hace a los historiadores algo mucho menos útil que a los profetas.

Consideremos algunos.

El 401K (plan de jubilación en USA) tiene 39 años, apenas la edad suficiente para postularse a la presidencia. Los Roth IRA (Plan de ahorros) no tienen edad suficiente para beber. Por lo tanto, el asesoramiento financiero personal y el análisis sobre cómo los estadounidenses ahorran para la jubilación hoy en día, no es directamente comparable a lo que tenía sentido hace solo una generación. Las cosas cambiaron.

La industria del capital riesgo (Venture Capital), apenas existía hace 25 años. Hoy existen fondos que son más grandes que toda la industria hace una generación. Phil Knight escribió sobre sus primeros días después de comenzar Nike: “No hubo algo tal como el capital de riesgo. Un aspirante a joven empresario tenía muy pocos lugares a los que recurrir, y todos esos lugares estaban custodiados por guardias con aversión al riesgo, con cero imaginación. En otras palabras, banqueros». Así que nuestro conocimiento de para respaldar emprendedores, los ciclos de inversión y las tasas de fracaso no son para nosotros una base sólida de historia para aprender. Las cosas cambiaron.

O tomar los mercados públicos. El S&P 500 no incluyó acciones financieras hasta 1976; hoy, las financieras representan el 16% del índice. Las acciones tecnológicas fueron prácticamente inexistentes hace 50 años. Hoy, son más de una quinta parte del índice. Las reglas de contabilidad han cambiado con el tiempo. Ahora tenemos revelaciones, auditorías y liquidez de mercado. Las cosas cambiaron.

El impulsor más importante de todo lo relacionado con el dinero son las historias que las personas se dicen a sí mismas y las preferencias que tienen por los bienes y servicios. Aquellas cosas que no tienden a quedarse quietas. Cambian con la cultura y la generación. Y ellos seguirán cambiando.

El truco mental que jugamos aquí es una admiración excesiva de la gente que ha estado allí, hacemos eso, cuando se trata de dinero. Experimentar con eventos específicos no necesariamente nos califican para saber qué sucederá después. De hecho, rara vez lo hace, porque la experiencia lleva a más exceso de confianza que la habilidad profética.

Eso no significa que debamos ignorar la historia al pensar en el dinero. Pero hay un matiz importante: cuanto más atrás en la historia veas, más generales sus perspectivas deben ser. Cosas generales, por ejemplo: como gente se relaciona con la codicia y el miedo, cómo se comportan bajo estrés y cómo responden a los incentivos que tienden a ser estables en el tiempo. La historia del dinero es útil para ese tipo de cosas. Pero para tendencias específicas, compra-venta de valores específicos, sectores específicos y relaciones causales específicas son siempre un escaparate de la evolución en progreso.

7. La seducción del pesimismo en un mundo donde el optimismo es lo postura más razonable.

El historiador Deirdre McCloskey dice: «Por razones que nunca he entendido, a la gente le gusta escuchar que el mundo se va al infierno».

Esto no es nuevo. John Stuart Mill escribió en la década de 1840: «He observado que el hombre  que espera cuando otros desesperan no es admirado, pero el hombre que desespera cuando otros esperan, es admirado por una gran grupo de personas, es percibido como un sabio».

Parte de esto es natural. Hemos evolucionado para tratar las amenazas como más urgentes que las oportunidades. Buffett dice: «Para tener éxito, primero debes sobrevivir».

Pero el pesimismo sobre el dinero requiere un nivel diferente de encanto. Digamos que habrá una recesión y serás retwitteado. Digamos que tendremos una gran recesión y los periódicos te llamarán. Digamos que nos estamos acercando a la próxima Gran Depresión y saldrás en televisión. Pero menciona que los buenos tiempos están por venir o que los mercados tienen espacio por recorrer, o que una empresa tiene un gran potencial y una reacción común de comentaristas y espectadores por igual es que usted es un vendedor o alguien cómicamente alejado de los riesgos.

Algunas cosas están sucediendo aquí.

Una es que el dinero es omnipresente, por lo que si sucede algo malo tiende a afectar a todos, aunque de diferentes maneras. Eso no es cierto, por ejemplo, con el clima. Un huracán en Florida no representa un riesgo directo para el 92% de los estadounidenses. Pero una recesión en la economía podría afectar a todas las personas -incluyéndote a ti, así que presta atención. Esto va para algo tan específico como el mercado de valores: más de la mitad de todos los hogares poseen acciones directamente.

Otra es que el pesimismo requiere acción: ¡muévete! ¡Sal! ¡Corre! ¡Vende! ¡Escóndete! El optimismo es principalmente una llamada para mantener el rumbo y disfrutar del viaje. Entonces no es tan urgente.

Una tercera es que hay mucho dinero para ganar en la industria financiera, que, a pesar de las regulaciones, ha atraído ejércitos de estafadores, vendedores ambulantes, y dueños de la verdad que prometen la luna. Un bono lo suficientemente grande puede convencer incluso trabajadores financieros honestos y respetuosos de la ley de que vendan productos basura a sus clientes. La industria financiera ha engañado a suficientes personas que tienen la sensación de: «Si suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo es”, ha envuelto incluso promociones de optimismo racionales.

La mayoría de las promociones de optimismo, por cierto, son racionales. No todas, por supuesto. Pero necesitamos entender qué es el optimismo. Los optimistas reales no creen que todo será genial, eso es complacencia. El optimismo es una creencia de que las probabilidades de un buen resultado están a su favor con el tiempo, incluso cuando hay o habrá contratiempos en el camino. La simple idea de que la mayoría de las personas se despiertan en la mañana tratando de hacer las cosas un poco mejor y más productivas, en lugar de despertar buscando causar problemas es la base del optimismo. No es complicado. Tampoco está garantizado. Es la apuesta más razonable para la mayoría de la gente. El difunto estadístico Hans Rosling lo expresó de manera diferente: “No soy un optimista. Soy un posibilista muy serio».


8. Subestimar el poder de la exponencialidad, impulsados ​​por la tendencia a ver intuitivamente  el crecimiento exponencial en términos lineales.


IBM fabricó un disco duro de 3,5 megabytes en la década de 1950. En la década de 1960 las cosas estaban moviéndose a unas pocas docenas de megabytes. En la década de 1970, la unidad Winchester de IBM sostenía 70 megabytes. Luego, las unidades se volvieron exponencialmente más pequeñas con más almacenamiento. Una PC típica a principios de la década de 1990 contenía de 200-500 megabytes.

Y luego … Zas. Las cosas explotaron.

1999 – La iMac de Apple viene con un disco duro de 6 gigabytes.

2003 – 120 gigabytes en la Power Mac.

2006 – 250 gigabytes en la nueva iMac.

2011- Primer disco duro de 4 terabytes.

2017 – 60 discos duros de terabytes.

Ahora póngalos juntos. De 1950 a 1990 ganamos 296 megabytes. Desde 1990 hasta hoy ganamos 60 millones de megabytes.

El punto clave de la capitalización es que nunca sea solo un poco grande. Siempre es -no importa cuántas veces lo estudies- tan grande que apenas puedes envolver tu cabeza a su alrededor. En 2004, Bill Gates criticó al nuevo Gmail,  cuestionando por qué alguien necesitaría un Gigabyte de almacenamiento. El autor Steven Levy escribió: «A pesar de su relación con tecnologías de vanguardia, su mentalidad… se anclaba en el viejo paradigma del almacenamiento como una mercancía que debe conservarse». Nunca te acostumbras a la rapidez con que las cosas pueden crecer.

He escuchado a muchas personas decir la primera vez que vieron una tabla de interés compuesto -o una de esas historias sobre cuánto más tendrías para el retiro si comenzabas a ahorrar entre los 20 y los 30-, le cambió su vida. Pero probablemente no fue así. Lo que probablemente hizo fue sorprenderlos, porque los resultados intuitivamente no parecían correctos. El pensamiento lineal es mucho más pensamiento intuitivo que exponencial. Michael Batnick lo explicó una vez. Si yo le pido que calcule 8 + 8 + 8 + 8 + 8 + 8 + 8 + 8 + 8 en su cabeza, puede hacerlo en unos segundos (son 72). Si le pido que calcule 8 x 8 x 8 x 8 x 8 x 8 x 8 x 8 x 8, su cabeza explotará (son 134,217,728).

El peligro aquí es que cuando la capitalización no es intuitiva, a menudo ignoramos su potencial y su enfoque en resolver problemas a través de otros medios. No porque pensemos demasiado, pero debido a que rara vez nos detenemos a considerar la acumulación de potencial. Hay más de 2,000 libros explicando cómo Warren Buffett construyó su fortuna. Pero ninguno se llama «Este Tipo Ha Estado Invirtiendo Constantemente por Tres Cuartos de Siglo». Pero sabemos que esa es la clave para la mayoría de su éxito; es difícil entender las matemáticas porque no es intuitivo. Hay libros sobre ciclos económicos, estrategias comerciales y apuestas por sector.  Pero el libro más poderoso e importante debería llamarse «Cállese y Espere”. Sería una sola página con una tabla de crecimiento económico a largo plazo. El físico Albert Bartlett lo expresó: “La mayor deficiencia de la raza humana es nuestra incapacidad para entender la función exponencial».

La contra intuitividad de la capitalización es responsable de la mayoría de compra-venta de valores decepcionantes, malas estrategias e intentos exitosos de inversión. Una buena inversión no se trata necesariamente de obtener los mayores rendimientos, porque los rendimientos más altos tienden a ser golpes únicos que matan tu confianza cuando terminan. Se trata de obtener rendimientos bastante buenos que puedes mantener por un largo período de tiempo. Ahí es cuando la capitalización corre salvajemente.


9. Adjunto la prueba social en un campo que exige pensamiento contrario para lograr resultados superiores a la media.

La reunión anual de Berkshire Hathaway en Omaha atrae a 40,000 personas, todos los cuales se consideran contrarians. La gente se presenta a las 4 de la mañana y esperan en línea con miles de otras personas para contarnos su compromiso de por vida de no seguir a la multitud. Pocos ven la ironía.

Cualquier cosa que valga la pena con dinero tiene mucho en juego. Las altas apuestas implican riesgos de equivocarse y perder dinero. Perder dinero es emocional. Y el deseo de evitar equivocarse se contrarresta mejor rodeandose de personas que estén de acuerdo contigo. La prueba social es poderosa. Que alguien esté de acuerdo contigo te sirve como evidencia de tener razón, aunque eso no pueda probarse con hechos. Las opiniones de la mayoría de las personas tienen agujeros y lagunas, si inconscientemente. Las multitudes y las pruebas sociales ayudan a llenar esos vacíos, reduciendo dudas de que podrías estar equivocado.

El problema de ver a las multitudes como evidencia de precisión cuando se trata invertir dinero, es que la oportunidad casi siempre está inversamente correlacionada con popularidad. Lo que realmente genera retornos descomunales con el tiempo es un incremento de valor múltiple, y el aumento de valor múltiple se basa en una inversión cada vez más popular en el futuro, algo que es siempre precedido por la popularidad actual.

Aquí está el punto: la mayoría de los intentos de ser contrarian en sí mismo es solo cinismo irracional disfrazado, y el cinismo puede ser popular y atraer multitudes. Ser un verdadero contrarian es cuando tus puntos de vista son tan incómodos y menospreciados que te hacen preguntarte si tienes razón. Muy pocas personas pueden hacer eso. Pero, por supuesto, ese es el caso. La mayoría de las personas no pueden ser contrarian, por definición. Abraza con ambas manos que, estadísticamente, eres una de esas personas.


10. Una apelación a la academia en un campo que no se rige por reglas claras y tendencias impredecibles.


Harry Markowitz ganó el Premio Nobel de economía por crear fórmulas que le dicen exactamente cuánto de su cartera debe estar en acciones vs. bonos dependiendo de su nivel ideal de riesgo. Hace unos años el Wall Street Journal le preguntó cómo, dado su trabajo, invierte su propio dinero. Respondió:

Visualicé mi ansiedad si el mercado de valores subía y no estaba en el ó si se hundía y yo estaba completamente dentro. Con la inteción de minimizar mi arrepentimiento futuro. Entonces dividí mis contribuciones 50/50 entre bonos y acciones.

Hay muchas cosas en las finanzas académicas que son técnicamente correctas pero fallan al describir cómo actúan realmente las personas en el mundo real. Un montón de académicos de finanzas han desarrollado trabajos que son útiles y han llevado a la industria en la dirección correcta. Pero su objetivo principal es a menudo la estimulación intelectual e impresionar a otros académicos. No los culpo, ni los menosprecio por eso. Deberíamos reconocerlo por lo que es.

Recuerdo un estudio que demostró que los jóvenes inversores deberían usar 2x de apalancamiento en el mercado de valores, porque -estadísticamente- incluso si los barren, aún es probable que obtengan retornos superiores con el tiempo, siempre y cuando se desempolven y sigan invirtiendo después de una sacudida. Que, en el mundo real, nadie lo haría realmente. Ellos jurarían invertir para toda la vida. Lo que funciona en una hoja de cálculo y lo que funciona en la mesa de la cocina está diez millas aparte.

La desconexión aquí es que los académicos generalmente desean reglas muy precisas y fórmulas. Pero en el mundo real la gente lo usa como una muleta para tratar de darle sentido a un mundo desordenado y confuso que, por su naturaleza, evita precisión. Esas son cosas opuestas. No se puede explicar la aleatoriedad y emoción con precisión y razón.

Las personas también se sienten atraídas por los títulos y grados académicos porque las finanzas no son un campo aprobado por credenciales como, por ejemplo, la medicina lo es. Entonces en él se destaca la aparición de un doctorado. Y eso crea un intenso atractivo para la academia al hacer argumentos y justificar creencias- «De acuerdo con este estudio de Harvard …» Tiene mucho peso cuando otras personas lo citan, «Un tipo en CNBC representante de la firma con corbata y una sonrisa». Una dura verdad es que lo que más importa en finanzas nunca ganará un Premio Nobel: Humildad y margen de error.


11. La utilidad social del dinero que viene directamente como un gasto al hacer crecer el dinero; riqueza es lo que no ves.


Solía ​​estacionar autos en un hotel. Esto fue a mediados de la década de los 2000 en Los Ángeles, cuando fluía el dinero inmobiliario. Supuse que un cliente que condujera un Ferrari era rico. Muchos lo fueron. Pero cuando conocí a algunas de estas personas, me di cuenta de que no tuvieron tanto éxito. Al menos no tanto como asumí. Muchos fueron éxitos mediocres, quienes gastaron la mayor parte de su dinero en un automóvil. Si ve a alguien conduciendo un automóvil de $200,000 la única información  que tiene sobre su riqueza es que tiene $200,000 menos que antes de que comprara el auto. O están alquilando el automóvil, que realmente no es señal de riqueza.

Tendemos a juzgar la riqueza por lo que vemos. No podemos ver el estado de cuenta bancario de las personas o estados de cuenta de su bróker. Entonces confiamos en las apariencias externas para medir el éxito financiero. Coches. Casas. Vacaciones. Fotos de Instagram. Pero esto es Estados Unidos, y una de nuestras apreciadas industrias está ayudando a las personas a fingir hasta que lo logren.

La riqueza, de hecho, es lo que no ves. Son los autos no comprados. Los diamantes no comprados. Las renovaciones pospuestas, la ropa que no se compro y los boletos de primera clase que rechazó. Son activos en el banco que aún no se han convertido en las cosas que ves.

Pero no es así como pensamos sobre la riqueza, porque no puedes contextualizarla imaginando lo que no puedes ver.

La cantante Rihanna estuvo a punto de quebrar después de gastar de más y demandó a su asesor financiero. El asesor respondió: «¿Era realmente necesario decirle que si gastas dinero en cosas, terminarás con las cosas y no  con el dinero?

Te puedes reír. Pero la verdad es que sí, a la gente se le debe decir eso. Cuando la mayoría de las personas dicen que quieren ser millonarias, lo que realmente quieren decir es: «yo quiero gastar un millón de dólares», que es literalmente lo contrario de ser un millonario. Esto es especialmente cierto para los jóvenes.

Un uso clave de la riqueza es utilizarlo para controlar su tiempo y proporcionarle opciones. Los activos financieros en una hoja de balance ofrecen eso. Pero con ellos vienen gastos para demostrarle a la gente cuánta riqueza tienes con cosas materiales.


12. La tendencia a tomar acción en un campo donde la primera regla de la capitalización es que nunca la interrumpas innecesariamente.


Si su fregadero se rompe, toma una llave y la arregla. Si tu brazo se rompe, debes enyesarlo.

¿Qué haces cuando tu plan financiero se rompe?

La primera pregunta, y esto se aplica a las finanzas personales, las finanzas empresariales, y planes de inversión: ¿cómo sabes que estás en quiebra?

Un lavabo roto es obvio. Pero un plan de inversión roto está abierto a interpretación. ¿Quizás solo es temporalmente desfavorable? ¿Tal vez estás experimentando volatilidad normal? Tal vez tuviste un montón de gastos únicos este trimestre, pero tu tasa de ahorro sigue siendo adecuada.  Es difícil saberlo. Cuando es difícil distinguir lo roto de lo temporalmente desfavorable, la tendencia es pasar por defecto a la primera y entrar en acción. Tu empiezas jugueteando con las perillas para encontrar una solución. El hacerlo parece ser algo responsable, porque cuando prácticamente todo lo demás en tu vida se rompe, la acción correcta es arreglarlo.

Hay momentos en que los planes financieros deben ser reparados. Pasa algunas veces. Pero tampoco existe un plan financiero a largo plazo que no sea susceptible a la volatilidad. La agitación ocasional suele ser parte de un plan estándar.

La volatilidad está garantizada y es normal, pero a menudo se trata como algo lo que hay que arreglar, la gente toma medidas que en última instancia interrumpe la ejecución de un buen plan. «No hagas nada» son las palabras más poderosas en finanzas. Pero ambas son difíciles de aceptar para las personas y para los profesionales cobrar una tarifa por ello. Entonces, tocamos el violín. Lejos, muy lejos. 


13. Subestimar la necesidad un margen de error, no solo financiero sino mental y físicamente.


Ben Graham dijo una vez: «El propósito del margen de seguridad es convertir los pronósticos en algo innecesario».

Hay tanta sabiduría en esta cita. Pero la respuesta más común, incluso inconscientemente, es, «Gracias Ben. Pero yo soy bueno pronosticando.”

La gente subestima la necesidad de margen de seguridad en casi todo lo que implique dinero. Dos cosas causan esto: una es la idea de que su visión del futuro es correcta, impulsada por la sensación incómoda de que proviene de admitir lo contrario. La segunda es que por lo tanto terminan haciéndose daño económico al no tomar medidas que hacen explotar su visión del futuro hecho realidad.

Pero el margen de error es subestimado e incomprendido. Es a menudo visto como un seto conservador, utilizado por aquellos que no quieren tomar mucho riesgo o no confían en sus puntos de vista. Pero cuando se usa apropiadamente es lo contrario. El margen de error te permite resistir, y la resistencia te permite quedarte el tiempo suficiente para dejar que las posibilidades de beneficiarte de un resultado de baja probabilidad caigan a tu favor. Las grandes ganancias ocurren con poca frecuencia, ya sea porque no ocurren a menudo o porque toman tiempo para capitalizarse. Entonces, la persona con suficiente margen de error como parte de su estrategia soporta dificultades y en la otra parte de su estrategia tiene una ventaja sobre la persona que es eliminada, -game over, inserte más fichas-, cuando está equivocada.

También hay múltiples lados para el margen de error. ¿Pueden sobrevivir tus activos una disminución del 30%? En una hoja de cálculo, tal vez sí, en términos reales mientras pagas facturas y mantienes un flujo de caja positivo. ¿Pero qué hay mentalmente? ¿Lo soportaría? Es fácil subestimar lo que una disminución del 30% le hace a su psique. Su confianza puede verse afectada en el momento en que la oportunidad está en lo más alto. Usted, -o su cónyuge-, puede decidir que es hora de un nuevo plan o nueva carrera. Conozco a varios inversores que renunciaron después de las pérdidas porque estaban agotados. Físicamente agotados. Las hojas de cálculo pueden modelar históricamente la frecuencia de grandes caídas. Pero no pueden modelar la sensación llegar a casa, mirar a tus hijos y preguntarte si has cometido un gran error que impactará sus vidas.


14. Una tendencia a ser influenciado por las acciones de otras personas que juegan un juego financiero diferente al tuyo.


Las acciones de Cisco se triplicaron en 1999. ¿Por qué? Probablemente no porque la gente pensara que la compañía valía 600 mil millones de dólares. Burton Malkiel una vez señaló que la tasa de crecimiento implícita de Cisco en esa valoración significaba se haría más grande que toda la economía de los Estados Unidos dentro de 20 años.

El precio de sus acciones subía porque los traders de corto plazo pensaron que se mantendría subiendo. Y tenían razón, durante mucho tiempo. Ese era el juego que estaban jugando: “esta acción cotiza en $60 y creo que valdrá $65 antes de mañana».

Pero si fue un inversor a largo plazo en 1999, $60 era el único precio disponible para comprar. Entonces puede que hayas mirado alrededor y te hayas dicho a ti mismo: «Guau, tal vez otros saben algo que yo no». Y fuiste con ellos. Incluso te sentiste inteligente al respecto. Pero luego los traders dejaron de jugar su juego, y usted y su juego, fueron aniquilados.

Lo que no se da cuenta es que los operadores que mueven el precio marginal están jugando un juego totalmente diferente al suyo. Y si empiezas a tomar señales de personas que juegan un juego diferente al tuyo, estás obligado ser engañado y eventualmente perder, ya que diferentes juegos tienen reglas diferentes y objetivos diferentes.

Pocas cosas importan más con el dinero que comprender tu propio horizonte y no ser persuadido por las acciones y comportamientos de las personas que juegan diferentes juegos

Esto va más allá de invertir. Cómo ahorras, cómo gastas, cuál es tu estrategia comercial, cómo piensas sobre el dinero, cuándo te jubilas y cómo piensas sobre el riesgo puede estar influenciado por las acciones y comportamiento de personas que juegan juegos diferentes a los tuyos. Las finanzas personales son profundamente personales, y una de las partes más difíciles es aprender de los demás mientras realizan sus propios objetivos y acciones, que podrían estar lejos de lo que es relevante para tu propia vida.


15. Un apego al entretenimiento financiero debido al hecho de que el dinero es emocional, y las emociones son aceleradas por argumentos, visiones extremas, luces intermitentes y amenazas para su bienestar.


Si la presión arterial promedio de los Estados Unidos aumenta en un 3%, supongo que algunos los periódicos lo cubrirán en la página 16, nada cambiaría, y nosotros seguiríamos adelante. Pero si el mercado de valores cae un 3%, bueno, no hay necesidad de adivinar cómo responderían. Esto es de 2015 : «El presidente Barack Obama ha sido informado sobre el movimiento en picada del mercado global del lunes».

¿Por qué las noticias financieras de importancia aparentemente baja abruman las noticias? ¿eso es objetivamente más importante?

Debido a que las finanzas son entretenidas de una manera u otra, la ortodoncia, la jardinería, la biología marina, no lo son. El dinero tiene competencia, reglas, malestares, victorias, derrotas, héroes, villanos, equipos y fanáticos que lo hacen equivalente a un evento deportivo. Pero incluso provoca un nivel de adicción superior, porque el dinero es como un evento deportivo donde ambos, fanáticos y jugadores, son afectados emocionalmente y directamente por los resultados.

Lo cual es peligroso.

Lo que descubrí ayuda, cuando tome decisiones monetarias recuérdese constantemente a usted mismo que el propósito de invertir es maximizar los retornos, no minimizar el aburrimiento. Aburrido está perfectamente bien. Si es aburrido es bueno. Si quiere enmarque esto como una estrategia: la oportunidad vive donde otros no, y otros tienden a mantenerse alejados de lo aburrido.


16. Sindrome de sesgo de optimismo en la toma de riesgos ó «La Ruleta Rusa funciona estadísticamente»: un apego excesivo a probabilidades favorables cuando la desventaja es inaceptable en cualquier circunstancia.


Nassim Taleb dice: «Puedes ser amante del riesgo y sin embargo, completamente reacio a la ruina.»

La idea es que tienes que arriesgarte para salir adelante, pero si no hay riesgo que pueda aniquilarte, siempre vale la pena. Las probabilidades están a tu favor cuando juegas a la ruleta rusa. Pero la desventaja nunca vale el potencial.

Las probabilidades de algo pueden estar a tu favor: los precios inmobiliarios suben la mayoría de los años y la mayoría de los años recibirás un cheque de pago cada dos semanas, pero si algo tiene 95% de probabilidades de estar bien, entonces 5% de probabilidades de estar equivocado, significa que seguramente experimentará un momento desfavorable en su vida. Y si el costo del lado negativo es la ruina, el lado positivo del otro es probable que el 95% del tiempo no valga la pena el riesgo, no importa cuán atractivo se vea.

El apalancamiento es el diablo aquí. Empuja los riesgos de rutina en algo capaz de producir ruina. El peligro es ese optimismo racional que la mayor parte del tiempo oculta las probabilidades de arruinarlo algunas veces de tal manera que nos permite  subestimar sistemáticamente el riesgo. Los precios de la vivienda cayeron un 30% en la última década. Unos pocas empresas incumplieron con su deuda. Esto es capitalismo, sucede. Pero aquellos con apalancamiento tuvieron una doble aniquilación: no sólo quedaron en quiebra, además al ser eliminados borraron todas las oportunidades de volver al juego en el momento en que la oportunidad estaba madura. Un propietario aniquilado en 2009 no tenía ninguna posibilidad de aprovechar las tasas hipotecarias baratas en 2010. Lehman Brothers no tuvo ninguna posibilidad de invertir en deuda barata en 2009.

Mi propio dinero está diversificado. Asumo riesgos con una porción y soy un tortuga petrificada con el otro. Esto no es inconsistencia, pero la psicología de dinero te llevaría a creer que es así. Solo quiero asegurarme de que puedo permanecer de pie el tiempo suficiente para que mis riesgos valgan la pena. De nuevo, tienes que sobrevivir para tener éxito.

Un punto clave aquí es que pocas cosas que puede darte el dinero son tan valiosas como las opciones. La capacidad de hacer lo que quieras, cuando quieras, con quién quieras y por qué quieres, tiene un ROI infinito.


17. Una preferencia por las habilidades en un campo donde las habilidades no importan si no coinciden con el comportamiento correcto.


Aquí es donde regresan Grace y Richard. Hay una jerarquía de las necesidades de los inversores, y cada tema aquí debe ser dominado antes que el tema superior, esto es importante:

Richard era muy hábil en la cima de esta pirámide, pero falló en el bloque del fondo, así que nada de eso importaba. Grace dominaba el fondo del bloque tan bien que los bloques superiores apenas eran necesarios.

18. Negación de inconsistencias entre cómo crees que el mundo debería funcionar y cómo el mundo realmente funciona, impulsado por un deseo de formar una narrativa limpia de causa y efecto a pesar de las complejidades inherentes de todo lo que involucra dinero.


Alguien describió una vez a Donald Trump como «Incapaz de distinguir entre lo que pasó y lo que él piensa que debería haber sucedido». Independientemente de la postura política, creo que todos hacen esto.

Hay tres partes en esto:

• Ves mucha información en el mundo.

• No puedes procesar todo. Entonces tienes que filtrar.

• Solo filtras la información que se ajusta a la forma en que piensas que el mundo debería funcionar.

Como todos quieren explicar lo que ven y cómo funciona el mundo con narraciones limpias, inconsistencias entre lo que creemos que debería suceder y lo que realmente sucede son enterradas.

Un ejemplo. Los impuestos más altos deberían frenar el crecimiento económico, eso es una narrativa de sentido común. Pero la correlación entre las tasas impositivas y el crecimiento tarifas es difícil de detectar. Entonces, si te aferras a la narrativa entre impuestos y crecimiento, dices que debe haber algo mal con los datos. Y tú ¡quizás tengas razón! Pero si te encuentras con alguien más dejando de lado los datos para respaldar su narrativa, por ejemplo, argumentando que los fondos de cobertura tienen que generar alfa, de lo contrario, nadie invertiría en ellos: usted detecta lo que considera un sesgo. Hay mil otros ejemplos. Todos simplemente creen lo que quieren creer, incluso cuando la evidencia muestra algo más. Historias sobre estadísticas.

Aceptar que todo lo que involucra dinero es impulsado por emociones ilógicas es un buen comienzo y tiene más partes móviles de las que cualquiera puede comprender recordar que la historia es el estudio de las cosas que suceden que las personas no pensaron que pasarían o podrían pasar. Esto es especialmente cierto con el dinero.


19. Creencias políticas que impulsan las decisiones financieras, influenciadas por la economía un primo mal portado de la política.


Una vez asistí a una conferencia donde un conocido inversor comenzó su charla. diciendo: ¿»Sabes a que se refiere el presidente Obama cuando habla de aferrarse a las armas y biblias? Ese soy yo, amigos. Y hoy te contaré cómo sus políticas imprudentes están impactando la economía «.

No me importa cuáles son tus ideas políticas, no hay forma posible de que puedas tomar decisiones racionales de inversión con ese tipo de pensamiento.

Pero es bastante común. Mira lo que sucede en 2016 en este cuadro. La tasa de crecimiento del PIB, crecimiento del empleo, crecimiento del mercado de valores, tasas de interés -veamos la lista abajo-, no cambió materialmente. Lo que el presidente hizo:

Hace años publiqué un montón de números de desempeño económico por presidente. Y volvía loca a la gente, porque los datos a menudo no encajaban cómo pensaban que deberían hacerlo con sus creencias políticas. Poco después un periodista me pidió que contara una historia que detalla cómo, estadísticamente, los demócratas presiden economías más fuertes que los republicanos. Le dije que no se puede hacer ese argumento porque el tamaño de la muestra es demasiado pequeño. Pero presiono y presiono y escribió una pieza que hizo que los lectores festejaran o sudaran, dependiendo de sus creencias políticas.

El punto no es que la política no influya en la economía. Pero la razón es que un tema tan delicado porque los datos a menudo sorprenden a las personas, lo cual es una razón para darse cuenta de que la correlación entre la política y la economía no es tan clara como te gustaría pensar que lo es.


20. La burbuja trimestral: extrapolando el pasado reciente en el futuro cercano, y luego sobreestimar la medida en lo que se anticipa sucederá en el futuro cercano e impactará tu futuro.


Los titulares de las noticias en el mes posterior al 11 de septiembre son interesantes. Pocos sostuvieron la idea de que el ataque fue único; el siguiente ataque terrorista masivo seguro está a la vuelta de la esquina. «Otro ataque terrorista catastrófico es inevitable y solo es cuestión de tiempo», dijo un analista de defensa en 2002”. Un alto funcionario antiterrorista dice que es «una cuestión de cuándo, no de si sucederá», escribió otro titular. Más allá de la anticipación de que otro ataque era inminente creía que afectaría a las personas de la misma manera. The Today Show corrió un segmento distribuyendo paracaídas para que los empleados de oficina mantengan debajo de sus escritorios en caso de que necesitaran saltar de un rascacielos.

Creer que lo que acaba de pasar seguirá sucediendo aparece permanentemente en psicología. Nos gustan los patrones y tenemos recuerdos cortos. El aviso añade el sentimiento de que una repetición de lo que acaba de pasar seguirá afectando de la misma manera es un disparo. Y cuando se trata de dinero, puede ser un tormento.

Cada gran ganancia o pérdida financiera es seguida por expectativas masivas de más victorias y derrotas. Con ello viene un nivel de obsesión por los efectos de esos eventos que se repiten y que pueden desconectarlo de sus metas de largo plazo. Ejemplo: La caída del mercado bursátil del 40% en 2008 fue seguida sin interrupción durante años, con pronósticos de otra caída inminente. Esperar lo que sucedió pronto nuevamente es una cosa, y un error en sí mismo. Pero no darse cuenta de que sus objetivos de inversión a largo plazo podrían permanecer intacto e ilesos, incluso si tenemos otra gran zambullida, es el peligroso subproducto del sesgo de actualidad. «Los mercados tienden a recuperarse con el tiempo y hacer nuevos máximos» no fue una conclusión popular de la crisis financiera; «Los mercados puede caer y las caídas apestan», fue la segunda, a pesar de que la primera era mucho más práctica que la segunda.

La mayor parte del tiempo, algo grande que sucede no aumenta las probabilidades de que ocurra de nuevo. Es lo contrario, ya que la reversión a la media es una ley despiadada de las finanzas. Pero incluso cuando sucede nuevamente, la mayoría de las veces no afecta, -o no debería-, afectar sus acciones en la forma en que es tentado pensar, porque la mayoría de las extrapolaciones son a corto plazo, mientras que la mayoría de los objetivos son a largo plazo. Una estrategia estable diseñada para soportar el cambio es casi siempre superior a cualquiera que intenta protegerse contra lo que acaba de suceder sucediendo de nuevo.

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Si hay un denominador común en estos, es una preferencia por la humildad, adaptabilidad, horizontes a largo plazo y escepticismo de popularidad alrededor cualquier cosa que involucre dinero. Se puede resumir como: Prepárate para rodar con los golpes. 

Jiddu Krishnamurti pasó su vida dando charlas espirituales. Se hizo más sincero a medida que envejecía. En un momento famoso, le preguntó categóricamente al público si querían saber su secreto.

Él susurró: «Ven, no me importa lo que pase». Ese podría ser el mejor truco cuando se trata de la psicología del dinero.

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